Tenemos que llamar a las cosas por su nombre, los centros de acogida de refugiades y migrantes en Grecia son lugares de miseria y barbarie. Allí se hacina a la gente en las condiciones más adversas, los alimentos son incomestibles, la limpieza y la higiene son imposibles, faltan médiques y medicinas, todos los días gente es acosada, golpeada y torturada por la policía, a veces hasta la muerte. El infierno de Moria, iluminado un breve instante por las llamas que envolvieron el campo, es sólo una de las muchas miserias esparcidas por el territorio del estado griego, donde el valor de la vida se extingue.
Es igual si han llegado a Grecia como migrantes o como refugiades de guerra, las personas que se mueven entre los campos, los centros de acogida y la sociedad son las mismas que trabajan sin seguro por unas pocas migajas en el campo, en la construcción, como limpiadores y en otros trabajos similares. Son parte de la clase trabajadora multiétnica global que sufre ataques permanentes. Es el deber del movimiento obrero y sindical de Europa hacer del cese de todas estas miserias una prioridad. El capitalismo y los estados están desatando guerras con el objetivo de obtener cada vez mayores beneficios para les patrones, restringiendo la libertad de movimiento de las personas con la ayuda de las leyes y, por tanto, criminalizando la migración previamente legal. Explotan permanentemente a les migrantes y refugiades sin papeles que han llegado a los países occidentales como mano de obra barata sin derecho a voto y los encierran en campos miserables. Estas miserias de nuestros días son financiadas por la Unión Europea, que al mismo tiempo crea el marco legal para que les refugiades no salgan de Grecia.
Desde marzo de 2020, con el pretexto de una pandemia, el estado griego ha hecho la vista gorda ante les migrantes dentro y fuera de los centros de acogida, ya que supuestamente están trayendo enfermedades y propagando el coronavirus. El gobierno encierra a refugiades en centros de acogida, donde no se pueden aplicar medidas de control de la infección y no hay acceso a la atención médica. Las medidas de cuarentena, que se han prorrogado hasta octubre, también están transformando las instalaciones abiertas en centros de detención cerrados de facto. La legalización de la detención de refugiades en estos barrios de chabolas prolonga el estado de emergencia que se les ha impuesto. Desde el nuevo Moria que se está construyendo en Kara Tepe en Lesbos hasta los campos de Amygdalesa, así como los barrios atenienses de Eleaionas y Petrou Ralli, luchemos por la abolición de los campos, ya sean instalaciones abiertas o cerradas. Este es nuestro deber con nosotres mismes, con nuestra clase y con la humanidad.
Hacemos un llamamiento a todas las organizaciones anarcosindicalistas de Europa y del mundo para que se unan a la lucha por el cierre de los campos y otras instalaciones similares de acogida de refugiades y migrantes. Eduquemos a todes les trabajadores de nuestros países sobre este crimen de derechos humanos de nuestros días y organicemos eventos y manifestaciones. Hablemos de coordinar un día de acción mundial contra los campos. Luchemos contra las guerras y el racismo y hasta el cese de todas estas miserias.
¡Por un mundo de libertad, igualdad y hermandad!
¡El barco no está lleno!
¡Contra todos los campos!
¡Papeles para les migrantes, asilo para les refugiades!
EΣE · Greece
Eλευθεριακή Συνδικαλιστική Ενωση-Αθήνας
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