Una sentencia del Tribunal Supremo conocida el lunes 24 de junio, aunque fechada elmartes 19 del mismo mes, abre una peligrosa puerta a que el sindicalismo sea perseguido en todo el Estado español.
La CNT va a recurrir en todas las instancias posibles, a nivel español y europeo, para que se haga justicia con este caso que supone un ataque terrible al trabajo sindical.»Somos incómodos para el sistema. Nuestro ámbito es la calle y lo que no podemos hacer es renunciar a ella. Forma parte de nuestro ADN y es lo que vamos a seguir haciendo. Las compañeras no van a estar solas en ningún momento, y aunque creemos que esta sentencia es un bombazo al sindicalismo, seguiremos estando del lado de las trabajadoras», ha dicho Erika Conrado, secretaria general de CNT, al conocerse la sentencia.
Los magistrados de la Sala Segunda del Alto Tribunal, presidida por Manuel Marchena, han rechazado el recurso de casación que interpuso el sindicato CNT por las 6 de La Suiza,sobre las que ratifica las penas de cárcel de tres años y medio y a una indemnización de125.428 euros al empresario.
La sentencia 626/2024 del Supremo rechaza en 57 páginas los recursos interpuestos y ratifica las condenas a las seis compañeras por un delito de coacciones graves y otro contra la administración de justicia. Los hechos probados hablan de concentraciones que se sucedieron entre mayo y septiembre de 2017 frente a la pastelería en cuestión.Concentraciones, por otro lado, comunicadas a las instituciones pertinentes y que son parte consustancial de las campañas que cualquier organización sindical ejerce.
La historia del conflicto entre CNT Xixón y La Suiza arranca en 2017 cuando una persona,entonces empleada de esta pastelería, acude al sindicato a exponer su caso: la empresa le debe horas extras y vacaciones. El sindicato intenta negociar con el empresario, pero ante su cerrazón el sindicato inicia su habitual campaña de denuncia.El propietario de La Suiza comienza entonces a interponer denuncias y en junio de 2021 el controvertido juez Lino Rubio Mayo condena a cinco mujeres y a un hombre a tres años y medio de cárcel y a pagar una indemnización de más de 150.000 euros.
Manifestarse en la calle, repartir octavillas y compartir soflamas con un megáfono, hechos que se pueden circunscribir al desarrollo de una normal y habitual acción sindical, acaban siendo reprimidas por el Juzgado de lo Penal xixonés con el argumento de que la pastelería acabó cerrando por la inferencia de estas protestas, algo que primero la Audiencia Provincial y ahora el Tribunal Supremo avalan.
La sentencia del Supremo conocida hoy, que no se detiene sin embargo a valorar la pena de banquillo y el calvario procesal al que han estado sometidas durante siete años estas compañeras y que ahora continúa de la peor de las maneras.Esto es grave por un sencillo motivo: desde ahora, cualquier persona que se manifieste contra una empresa puede encontrarse en la misma situación. Hacer sindicalismo no es delito, aunque la sentencia hecha pública por el Tribunal Supremo hoy lo ponga en duda.Desde que comenzó el conflicto, todos los sindicatos de CNT así como otras organizaciones amigas se han volcado en una campaña de solidaridad con las 6 de La Suiza. Esa solidaridad no termina ahí, de igual manera que este proceso tampoco ha concluido hoy.En 2022, cuando todavía quedaba esperar que el Supremo admitiera a trámite el recurso,una multitudinaria manifestación de sindicatos de la CNT y organizaciones amigas desfilaron por el centro de Madrid recordando que hacer sindicalismo no es delito. La estampa se repitió a mediados de junio en otra manifestación en Xixón, a la que acudieron sindicatos de CNT de todo el territorio.El pasado martes 19 de junio, día en el que se comenzó a valorar el recurso —y se dictó sentencia—, un centenar de compañeras de los sindicatos de CNT en la Comunidad de Madrid se manifestaron a las puertas del Supremo para volver a hacer llegar el mensaje.Hacer sindicalismo no es delito.
La voz de las 6 de La Suiza y de la CNT no se apaga hoy. Lo repetimos una vez más: hacer sindicalismo no es delito. Y ahora: todas a las calles.