El Día Internacional de la Mujer surgió en el contexto de la organización de las trabajadoras por mejores condiciones de trabajo, contra el hambre y contra la guerra de finales del siglo XIX en Europa y los Estados Unidos. El 8 de marzo fue elegido en memoria de las 125 trabajadoras que murieron quemadas en una fábrica en Nueva York en 1911, debido a las terribles condiciones de trabajo y también a la gran manifestación de trabajadores en Rusia que culminó en una huelga general de trabajadores y trabajadoras. Fue el punto de partida de la Revolución Socialista de 1917.
En Brasil y América Latina, el movimiento laboral en centros urbanos y campesinos en áreas rurales ya formó organizaciones de mujeres en la lucha por los derechos, la tierra, la igualdad racial y la participación política. Una marca de esta lucha fue la gran huelga de la industria textil en São Paulo en 1917, en la que cerca de 400 trabajadores, en su mayoría mujeres, interrumpieron sus actividades.
Incluso después de los intentos de convertir la fecha en una celebración comercial, la lucha de las mujeres en todo el mundo contra el feminicidio, la desigualdad salarial, la explotación en el trabajo, el acoso sexual, la transformación de nuestros cuerpos en mercancías y la baja participación política utilizan la fecha como un hito para conmemorar la vida y continuar la lucha de los trabajadores.
Las mujeres trabajadoras siguen siendo explotadas de dos maneras: dentro y fuera del hogar. Sobrecargados de tareas domésticas, enfrentamos peores salarios a pesar de las horas dobles y triples. Sobre el juicio del trabajo doméstico no remunerado y la casi exclusión de las mujeres sobre las decisiones políticas que afectan nuestras vidas, se ha desarrollado el capitalismo. Vivimos en una sociedad en la que el patriarcado, el machismo, el racismo y los problemas de clase que promueven la desigualdad económica están entrelazados. Las mujeres negras, indígenas, campesinas, inmigrantes, subcontratadas y LGBT +, en particular, enfrentan desafíos como el desempleo, la tiranía del jefe y la violencia policial. A pesar de los avances en las conquistas de las luchas de diferentes movimientos feministas, vivimos un momento de retrocesos, especialmente en Brasil, en el que los gobiernos conservadores, liberales y fascistas intentan retirar los derechos y nos impiden avanzar hacia la autonomía, la libertad y el empoderamiento femenino.
De esta forma, 8M viene a recordar las luchas de quienes nos precedieron e inspirarnos en las experiencias de autodefensa territorial, trabajo y liberación de los cuerpos femeninos de los movimientos de mujeres zapatistas, kurdas, negras, indígenas, LGBT +, Mujeres Libres, entre otras, poniéndonos lado a lado en la lucha contra la violencia y los gobiernos fascistas. En este 8M, evocamos la fuerza y la lucha de estas compañeras para luchar junto a nosotras diariamente, en nuestros hogares / territorios, en nuestras familias, en nuestras escuelas / universidades y en nuestros lugares de trabajo.
«Para nosotras, para las que vendrán, para las que ya no están».
Federação das Organizações Sindicalistas Revolucionárias do Brasil · FOB
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