Según nos informan nuestras compañeras de FGWM (Federation of Garment Workers Myanmar) y de Solidarity Centre, numerosas empresas textiles en el país vienen aplicando una estrategia de represión sindical desde después del verano. Con la excusa de la Covid-19, se han producido numerosos despidos de personas afines al sindicato, agresiones y ataques por parte del personal de seguridad de las empresas y otras medidas para dificultar su organización e implantación. Se ha constatado que no se trata de casos aislados, sino de un fenómeno que se repite en multitud de fábricas, con patrones similares. Algunas de los casos de los que se ha tenido conocimiento son:
– Amber Stone Factory: despidió en septiembre a 270 trabajadores y trabajadoras del sindicato, después de que solicitaran medidas higiénicas y de seguridad ante la Covid-19, como ¡agua potable en la fábrica!, y el pago de salarios atrasados. Esta fábrica produce prendas para marcas como Springfield y Guess Jeans.
– VIP Factories: se trata de dos fábricas propiedad de la misma empresa. En una de ellas se despidió a todos los trabajadores afiliados y todas las trabajadoras afiliadas al sindicato, en la otra a la inmensa mayoría. Del mismo modo, una de las principales exigencias de la plantilla era la introducción de medidas de seguridad e higiene para frenar la pandemia.
– Myan Htat Pin Factory: varias representantes sindicales fueron despedidas.
Sin duda, las empresas intentan aprovechar las medidas de distanciamiento social decretadas por el gobierno del país y emplearlas como herramienta antisindical. En este momento, no se pueden convocar asambleas, huelgas salvajes ni concentraciones a la entrada de las fábricas, métodos de organización y lucha habituales de FGWM, porque la ley limita a 6 el número de personas que se pueden reunir. Lo que desde luego no es óbice para que miles se agolpen en cada turno en el interior de las fábricas.
Por otro lado, la Covid-19 no es más que una excusa que emplea las empresas para desatar una ola de represión sindical contra una organización muy militante y que venía creciendo fuertemente en el sector. De hecho, a menudo lo que desencadena los despidos es precisamente la exigencia de medidas sanitarias mínimas. Además, los despidos se cubren de manera casi inmediata con nuevas contrataciones de personal. Evidentemente, el mantra del descenso en la carga de trabajo de las fábricas es falso.
Como cabe esperar, nuestros compañeros y nuestras compañeras de FGWM no se limitan a observar pasivamente estos ataques patronales. Desde el primer momento están luchando con determinación para frenarlos, haciendo uso de todas las herramientas a su alcance. Que no duden de que siempre podrán contar con la solidaridad de la Confederación Internacional del Trabajo, CIT, y de sus secciones en esta lucha.
¡Alto a la represión sindical en Birmania! ¡Readmisión de despedidos y despedidas! ¡Solidaridad frente a los ataques patronales!
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