Hechas las presentaciones de todos los sindicatos, sus bases y formas de organización y actuación después de la primera jornada de la Conferencia Internacional de Sindicatos del Sector Textil (International Labor Union Conference of the Garment Sector), tocaba el turno de aunar esfuerzos para marcas líneas comunes de actuación. Para situar el contexto, se realizó una estructura de todos los agentes implicados en la industria textil. Desde los proveedores de telas, las fábricas, los comerciantes. A lo largo de las intervenciones se evidenció cómo el capitalismo a nivel global hace que se multipliquen los intermediarios y que muchas veces cueste identificar un interlocutor de las exigencias sindicales. Es el caso del sector textil, donde muchas marcas recurren a empresas subcontratadas que, a su vez, subcontratan a otras o las instalaciones de otras.
Lo mismo ocurre con las trabajadoras y trabajadores del textil, que entre otras muchas violaciones de sus derechos está el ser mano de obra subcontratada y en muchas ocasiones pasada como un recurso más de empresa en empresa. Precisamente, El sindicato Federation of Garment Workers Union (FGWU) de Myanmar fue el primero en hablar de cómo coordinarse entre los trabajadores ante esa situación. Ya que cuando hay un problema, actúan de forma solidaria entre las diferentes compañías o centros de trabajo, bloqueando la actividad hasta que los responsables escuchan y negocian los derechos laborales. Desde el FGWU también recordaron una realidad que viven los trabajadores de Myanmar, que más allá de la represión gubernamental, tienen que lidiar con una maniobra común: las fábricas se desocupan del problema sindical cerrando la empresa y abriendo otra en tiempo récord. Una maniobra amparada por las leyes que están en continua lucha por cambiar los sindicatos de clase en el país.
Por otro lado, se trató de ver cuáles eran las formas de organizarse y quienes están dentro de cada una. En líneas generales destaca la implicación de las trabajadoras (con un porcentaje de entre un 80 y 90% de las afiliadas en muchos de los sindicatos presentes) y la incapacidad de pagar cuota en muchos de lo casos. En esa situación se encuentran gran parte de los 1500 afiliadas que conforman Dabindu Collective de Sri Lanka, que antes eran una asociación y el pasado año se constituyeron como sindicato. Desde la Ceylon Mercantile Union (CMU) explicaron que su apoyo económico depende exclusivamente de sus afiliados y que incluso su sede en Colombo -lugar en el que se desarrolló la conferencia internacional- fue construida en terrenos donados por los miembros del sindicato. En Bangladesh, además de constatar también que el mayor porcentaje de las afectadas por las malas condiciones de trabajo son mujeres, explicaron la gran importancia de la industria textil dentro del país, que cuenta con más de 4 millones de personas dedicadas a ello. Por eso no es de extrañar que haya un sistema de represión que ha hecho que se encarcelen a sindicalistas, como ocurrió en 2018 con una representante del Centro Sindical de Trabajadores de la Confección (GWTUC), presentes en la conferencia.
La mujer es sin duda uno de los pilares de la lucha en el sudeste asiático y en este sector. En este sentido el colectivo Dabindu destacó que las dificultades de las trabajadoras van mucho más allá del salarios o la precariedad, también pasa por el acoso sexual y la violencia. Agresiones que se dan dentro y fuera del puesto de trabajo, pero que como sindicato deben estar alerta. Por ejemplo, comentaron una situación muy común en las fábricas de textil. Las mujeres cobran por la alta producción, por lo que cuando se estropea una máquina son las primeras interesadas en que se arregle lo antes posible. Por eso, se ven obligadas a ser amables con los técnicos y muchas veces a tener ‘una relación con ellos’. Algo que se les es recriminado por sus maridos al llegar a casa, colocándoles entre la espada y la pared: o no reciben un jornal ese día, o son agredidas en casa.
También explicaron que la protección por enfermedad es prácticamente inexistente. Se trata de un problema que ha hecho que se disparen los accidentes laborales y que incluso haya muertes por enfermedad en los puestos de trabajo, según indicaron desde la Unión Nacional de Trabajadores Migrantes (National Union Migrant workers of Sri Lanka) de Sri Lanka. Se joven tampoco es sinónimo de mejoras ya que su salario suele ser muy bajo y su trabajo muy temporal, incluso por días sin saberlo de antemano. En Sri Lanka además se suma la dificultad de que en el norte del estado no existen los tribunales especializados en derecho laboral, por lo que es más difícil llegar a un veredicto y las empresas cuentan con que los trabajadores no tengan recursos para llevar el conflicto a la capital.
Intervención desde Argentina
Por vídeo, las compañeras de FORA pudieron formar parte de la conferencia animando al resto de las trabajadoras del textil a luchar. La realidad argentina es muy similar a las del Sudeste Asiático en muchos sentidos, aunque también algunas diferencias. Como el hecho de que las trabajadoras en Sri Lanka o Myanmar son migrantes del rural a lo urbano, mientras que en Argentina cuentan con muchas mujeres venidas de otros países como Bolivia. Muchas veces incluso existe trata de personas, como indicaron las compañeras en su intervención. En ella se insta a las trabajadoras del textil a unir fuerzas, contar con la ayuda de otras compañeras y compañeros de sectores relacionados y a tener claro que la clase obrera debe luchar junta.
En esta misma línea explicaron CNT que su forma de organizarse responde a los principios de solidaridad mutua, federalismo y autogestión. Las decisiones se toman de abajo arriba y son las asambleas quienes toman las decisiones, mientras que los grupos de trabajo y las secretarias son las que realizan el trabajo en base a los principios tomados. Las secciones sindicales son elemento revolucionario clave en el modelo sindical de la central del estado español, puesto que representa la manera de trabajar de manera horizontal que queremos para una sociedad libre y equitativa. “Cuando tu tienes una implementación fuerte en una empresa con una sección, tú puedes exigir mejoras que estén por encima del mínimo legal y cambiar la realidad laboral para muchos más trabajadores. Incluso llegar a tomar el control de las decisiones de empresa. Si el empresario no sabe como hacerlo o cree que pierde dinero, que no se preocupe, que los trabajadores pueden llevarlo a cabo solos”, comentó el representante de la ICL-CIT y miembro de CNT, que terminó advirtiendo que “hacerse con el control de las estructuras de producción es el objetivo final del comunismo libertario que inspira nuestras organizaciones”. “Por eso somos un sindicato revolucionario”, finalizó.
Como conclusión de la conferencia se animó a hacer un grupo de trabajo en el que los diferentes sindicatos puedan mantener contacto y detectar oportunidades de cooperación, además de futuras campañas conjuntas como el Women March, el Global May Day o bien otras referencias comunes. Y así, extender el modelo de sindicalismo revolucionario por el que aboga la ICL-CIT.
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